Páginas

Sábado junio 18 de 2011


IMPACTO DEL INMACULADO CORAZON


MADRE HERMOSA SEÑORA DEL CIELO:

Cuanto les amo hijitos de mi corazón, cuanto yo les amo

En este hermoso día les bendigo en el nombre del Patris et Filii et Spiritus Sancti. Amen

Todos sean muy llenos de bendiciones.

Dios irradia mucha luz, Dios es luz, Dios es la inmensidad de la que te puedes imaginar, Dios traspasa todo, Dios os ama a todos ustedes; Dios es lo que tú le puedas llevar cargadito, escondidito en tu corazón. Ya no estén tristes, en sus hogares estoy cambiando tristeza en mucha alabanza y en mucha danza.

Estoy en este lugar.

Dios desde su trono os envía mucha luz y cuando Dios envía mucha luz es mucha bendición y esa bendición se convierte en algo rebosante.

Todos ustedes son mis pequeños, todos ustedes son mis hijos, todos ustedes están en mí; hijitos de mi corazón oren, oren, oren por todos los santos sacerdotes en el mundo, para que los que hay en la Santa Madre Iglesia Católica no vayan a caer en tentación. Oren por la vocaciones sacerdotales y religiosas, se están quedando vacios los lugares donde habitan las servidoras, esposas de Cristo, oren por su pronta santificación de sacerdotes y religiosas, de vocaciones sacerdotales y religiosas. Oren, para que en el mundo haya un semillero grande de Santos Sacerdotes y a los que le he encomendado, a los que les he pedido, cúbranse con mi Santo Manto para que ustedes no vacilen de la gracia del poder y de la administración que se ha de ser concedida.

En sus hogares estoy rompiendo ataduras, son muchas las ataduras en sus hogares, hay desde padres que han consagrado a sus hijitos al demonio y hoy por el poder de la Sangre preciosa de mi Hijo rompo, quemo, disuelvo, expulso y arrojo a las profundidades del abismo del infierno donde las puertas del hades no prevalecen contra ninguno de ustedes. Yo les bendigo, yo venzo en ustedes.

Y como nos decía el espíritu santo que ponía banderas de victoria, hoy vuelve a poner banderas de victoria, de alegría en la entrada triunfal del rey, de muchos colores. Hay mucho de mucho color en este lugar.

Bendigo a los hijitos que no pudieron acercarse.


(MEDITACION EN EL SANTO ROSARIO)

CUENTA LA SEÑORA:

En una ocasión se encontraba el instrumento y el instrumento estaba orando por las almas del purgatorio, en ese instante, en ese momento especial, le dije: quiero que vayas con migo a ver como mi amado Jesús saca almas del purgatorio. Y en ese momento llegamos al cielo y le dije a Jesús: amado mío quiero que saques almas del purgatorio, que ya es mucho para unas de ellas, y el amado mío me respondió: Si señora; así será, mi amada madre. Caminamos con mi amado hasta la puerta del purgatorio y se ponen tres escalones grandes con tres nombres diferentes en cada escalón. En el primero había los Mandamientos, en el segundo Quien haya leído la Santa Biblia, y haya hecho Obras de misericordia y en el tercero que era el ultimo decía quien haya asistido a la Santa Eucaristía y haya rezado el Santo Rosario de mi Santa Madre, mi Amado se acerca a la puerta del purgatorio, el instrumento y yo nos quedamos a un lado, inmediatamente los nombres desaparecen de los escalones y empieza mi Amado a hablar con su dulce y tierna voz: quien haya obedecido los diez mandamiento de la ley de Dios, suba el primero, y muchas almitas salieron corriendo, muchísimas y se subieron y no cabían, que algunas quedaron colgando del escalón dijo mi Amado: muy bien; Habla el instrumento: y la Madre tan linda y tan hermosa sonreía diciendo: Hijito de mi corazón gracias, gracias hijito mío, gracias hijito de mi corazón, amado mío, gracias. Nuevamente habla el Señor Jesús: quien haya leído la Santa Biblia y haya practicado las obras de misericordia suba el siguiente escalón, como algunos eran muy mentirositos aun estando en el purgatorio se quedaron muchos; ya estaban más acomodaditos, y los que estaban en el primero quedaban tristes, y la Madre vuelve a mirar a su hijito y le dice: gracias señor mío, Dios mío gracias, por lo que hoy estas haciendo. Y vuelve a hablar mi Amado: quien haya orado el santo rosario y haya ido a la Santa Eucaristía y a la Santa confesión que suba y nos vamos y subieron muy poquitas y la Madre daba gracias por esas tres almitas que subieron el escalón. Decía la Madre: gracias, gracias mi Señor Dios, gracias mi Dios todopoderoso porque todo lo liberas, gracias, gracias mi amado Jesús, en ese momento se cierra la puerta, las almitas que no subieron vuelven nuevamente, y se cierra la puerta y los escalones desaparecen. Y volvimos al cielo y a los tres pequeñitos fue entregada una tarea diferente, uno era sacerdote, una religiosa y el otro era un laico.

HABLA LA SEÑORA:

Debemos de orar para que las puertas de los cielos se nos abran.

Estoy aquí, estoy aquí hijitos míos. Bienaventurados todos que creen sin haber visto. Hijitos de mi corazón acaso no basta y sobra con sentir la presencia, si ustedes pudieran abrir sus corazoncitos tiernos y amoroso a la vista de Dios pudieran ver lo que el instrumento ve y muchos en el universo. Hijitos míos cuantos deseamos estar en esa presencia, no sabéis que yo estoy con todos vosotros y que todos vosotros son nuestros, no les he dicho que yo soy toda de Dios y Dios es todo mío y que todos ustedes son de nosotros dos.

Oren, hijitos míos, mis pequeños limpio vuestros corazoncitos y pido al amado Jesús que os bendiga.

AMADO JESUS:

Yo Jesús os bendigo a todos ustedes os guardo en mi sagrado corazón, limpio, transformo, renuevo sus vidas y sus hogares quito tristezas, amarguras, inseguridades en sus cuerpecitos. Yo Jesús el que calmó la tempestad hoy vuelvo a calmarlas en ustedes, el Jesús mismo de ayer, de hoy y de siempre.

Son muchos los que me tienen triste y son muchos los que entristecen el corazón del Padre Eterno no deben de retar a Dios porque el amor de Dios es inmenso, porque ÉL es paciente en ira y abundante en misericordia, no debemos de pedir cosas por solo satisfacer nuestras pasiones, nuestros deseos, nuestros tristes y absurdos deseos, porque siguen ofendiendo y maltratando mi corazón; Oren mas, recen mas y hablen menos, reparen frente al Santísimo que yo siempre les escucharé en sus preocupaciones.

Yo os bendigo y a todos ustedes os guardo en mi Sagrado Corazón.

MADRE HERMOSA SEÑORA DEL CIELO:

Hijitos de mi corazón Jesús se glorifica en ustedes.

Yo os bendigo hijitos míos y mi amado Jesús se glorifica en todos ustedes.

Hijitos míos, dulces de mi corazón os bendigo, todos ustedes están guardaditos en mi inmaculado corazón, mis queridos niños.

Hoy hijitos míos reciban ustedes una gran bendición, quisiera que muchos la recibieran pero son muy pocos porque no se abren a Dios para recibirla, ¿Por qué no se abren para Dios?. Llénense de Dios, alaben a Dios, jueguen con Dios, corran con Dios, trabajen con Dios, estudien con Dios, muchos os doy a todos ustedes, os espero hijitos míos en la gran tarde, en ese hermoso atardecer. Primero deben acercarse al sacramento de la Confesión por que a Dios se le ve con el corazón limpio y al cielo se le ve con los ojos del corazón.

Si, es posible hijitos míos, habrá muchas cosas de Dios y allí estaremos, todo el cielo estará allí.

Reciban muchas bendiciones en sus Santas empresas.

Llénense del amor de Dios, deben ser mas pacientes mas callados, mas sumisos, mas tolerantes, mas sonrientes, no tanta vulgaridad, ¿no han aprendido?, no hijitos míos, vuelvo a decirles que cada mala palabra es una escupida en el rostro de Dios, hoy vuelvo a decirle que cada pensamiento no agradable a Dios, en exigencia a Dios no trae buena condición.

Por eso en esta noche les bendigo y bendigo sus hogares, sus santas empresas y sus vidas.
Hoy hijitos míos os bendigo os guardo, y os acompaño y los grupos de oración siguen para largo tiempo.

Vuelvo a darles la bendición que el cielo da en el nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amen.